sábado, 27 de marzo de 2010

Christian Barnard

Comprés dos machos chimpancés de un criadero de primates en Holanda. Vivieron en jaulas separadas pero en la misma habitación por varios meses antes de que usara uno como donante de corazón.

Cuando lo puse a dormir en su jaula en preparación para la cirugía gritó y lloró incesantemente. No le di importancia alguna a sus llantos sin embargo esos llantos le causaron una gran impresión a su companero puesto que cuando movimos el cuerpo a la sala de operaciones, el otro chimpancé lloró armargamente y estuvo incosolable y deprimido por días. Esa reacción me impactó profundamente.


Juré nunca más experimentar con criaturas tan sensibles.


Cirujano sudafricano. Hizo el primer transplante de rinon.

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