sábado, 15 de enero de 2011

Luciano Bonfico

Después de todo, ¿no era yo también un animal, esto es, un ser animado, vivo, y que sufriría, como sufren ellos, si alguien me lastima, me tortura, me aleja de mi hábitat y de mis seres queridos, y finalmente me mata, me descuartiza, y me vende para que otros me hiervan, me asen, y me sazonen?


Activista de derechos de animales


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