domingo, 5 de junio de 2011

Jonathan Kozol

La imprudencia con la que sacrificamos nuestro sentido de decencia para maximizar las ganancias en los procesos de las granjas industriales establece un patrón de crueldad exclusivo a nuestra especie y con respecto a nosotros mismos.

Escritor


Millones de pollitos machos son asesinados en la industria del huevo


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