Los primeros días de octubre fue publicado un reporte por los principales científicos expertos en calentamiento global a nivel mundial. Las conclusiones son alarmantes y nos invitan a reflexionar sobre las medidas que gobiernos y sociedad civil deberán aplicar para alcanzar la firma del Tratado de Copenhague próximo a celebrarse este diciembre.
El reporte, La Economía de 350: Beneficios y Costos de la Estabilización del Clima , postula que para prevenir una crisis climática – inundaciones, sequías, huracanes, tifones, derretimiento de los polos y pandemias- es necesario transformar rápidamente las formas de producción y uso de energía así como desarrollar medios de transporte que no requieran petróleo. La investigación científica continua recopilando evidencia de que el cambio climático esta ocurriendo mucho más rápido de lo que se esperaba y las consecuencias serán mucho más devastadoras de lo que hasta ahora han aceptado los gobiernos.
James Hansen, el científico climático de más alto grado de la NASA, y numerosos coautores en un artículo recientemente publicado llegaron a dos conclusiones claves. Primera, la temperatura global promedio es mucho más sensible a los gases invernadero en la atmósfera de lo que comúnmente se ha creído. Segunda, para evitar una tragedia por el calentamiento global, es necesario reducir la concentración de bióxido de carbono (CO2) que hay en la atmósfera de 380 ppm a 350ppm.
Hansen y sus coautores piensan que las tres mejores formas de alcanzar este objetivo son la eliminación del uso de carbón, el aumento sistemático de los precios del gas y petróleo, hasta que estos recursos se hayan agotado, y una combinación de reforestación y de acabar para siempre con la deforestación.
Si bien estas tres formas son clave para la reducción del CO2 existe otra medida que podría ser mucho más eficiente: eliminar de la dieta humana el consumo de carne.
En 2006 la Organización de las Naciones Unidas publicó un reporte en el que se afirma que la industria de la carne produce más gases invernadero que todos los emitidos por el conjunto total de aviones, automóviles, camiones y barcos en el mundo.
La cría de animales en granjas industriales para la obtención de carne, huevos y productos lácteos es una de las principales causas de la emisión de CO2 . No obstante el calentamiento global no sólo es generado por el bióxido de carbono. La producción agrícola de animales es el origen primordial de la emisión de metano y de óxido de nitrato, los cuales combinados con el CO2, conforman la mayoría de los gases invernadero.
El metano se genera como resultado de los gases emitidos naturalmente por la digestión bovina. Este elemento es 20 veces más poderoso en entrampar calor en la atmósfera que el C02 y de acuerdo a la Agencia para la Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) la industria ganadera es la fuente número uno de emisión de metano en Estados Unidos.
El óxido de nitrato es 300 veces más potente como gas causante de calentamiento global que el bióxido de carbono. De acuerdo a las Naciones Unidas las industrias de la carne y de productos lácteos y de huevos son responsables de la emisión del 65% del óxido de nitrato. Haciendo una comparación el metano tiene impacto directo en el calentamiento global 23 veces más que la combustión del carbón mientras que el impacto del óxido de nitrato es 296 veces más poderoso.
Se estima que existen 1.5 mil millones de cabezas de ganado y de búfalo en el mundo, junto con 1.7 mil millones de ovejas y cabras. Estos números estás aumentando día con día por la demanda del consumo de su carne, especialmente en los países en desarrollo. La producción global de carne se estima que se duplicará entre 2001 y 2050.
Los niveles de energía generados en criar, transportar y vender un filete o un t-bone son demasiados altos para la temperatura del planeta. De acuerdo a la Universidad de Chicago cada ser humano que opta por una dieta vegetariana reduce su huella de carbono en 1.5 toneladas al año. Usar un coche hibrido sólo reduce esa huella en una tonelada.
A esto hay que agregar que la crianza de animales en granjas industriales es uno de los negocios más cruentos. Operaciones encubiertas llevadas a cabo por PETA (Gente por un Trato Ético a los Animales) nos han abierto la puerta a una realidad dantesca en la que a millones de pollos recién nacidos se les mutila el pico,mientras que millones de pollitos y pavitos son triturados por el hecho de ser machos y por lo tanto inútiles para la industria avícola. Cientos de millones de cerdos y terneros son hacinados, mutilados y castrados sin anestesia por sólo mencionar algunas de las prácticas comunes de la industria ganadera y avícola.
Ante ambos escenarios, el calentamiento global y la crueldad de las granjas industriales, el vegetarianismo surge como la única opción ética a seguir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario